Problemas de Ansiedad: Qué es y cómo gestionarla
En ocasiones, podemos sentir que nos falta el aire, que estamos agobiados, que la situación nos supera. En una sociedad como la nuestra, cambiante y exigente, puede llegar a ser habitual que estas sensaciones se den con relativa frecuencia. Sin embargo, hay momentos en los que, bien por un exceso de presión ambiental, bien por dificultades en la regulación emocional, estas sensaciones se manifiestan con excesiva intensidad, llegando a provocar sentimientos desagradables e incluso paralizantes.
La ansiedad surge como un sistema de alerta corporal, una forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que algo no va bien, de prepararnos para una eventualidad, que puede ser real o imaginada.
Así, una persona que siente ansiedad cuando habla en público vivirá dicha ansiedad tanto en esa situación concreta como en los momentos en los que tema que dicha situación va a ocurrir (ansiedad anticipatoria). En la sociedad actual es común que puedan darse situaciones en las que la respuesta ansiosa pueda suponer un problema importante. En este sentido, tenemos que entender que la ansiedad no es nuestra enemiga, pues nos prepara para responder a una situación que se percibe como amenazante. Es sólo cuando no podemos regular esta ansiedad, cuando viene de una forma excesivamente intensa, cuando puede convertirse en algo dañino.
Aprender a identificar y gestionar la ansiedad es la base del tratamiento a problemas que pueden ir desde distintos tipos de fobias (por ejemplo, a algún insecto), como la fobia social (miedo a hablar en público), pasando por ansiedad generalizada u otros problemas relacionados. Para ello, se hace necesario un trabajo terapéutico en el que podamos desarrollar desde técnicas de regulación y gestión emocional, hasta la comprensión y el cambio de las situaciones o pensamientos que hacen que aparezca esa ansiedad.
De esta manera, podremos dar el paso de vivir la ansiedad como algo atemorizante a sentirla de una forma más regulada, aprendiendo a gestionarla e integrarla como una parte natural de nuestra vida.
Estrés laboral o personal 
Hay diversas situaciones vitales que pueden provocar un aumento del estrés de nuestro organismo. Así, cualquier cambio vital que sea lo suficientemente intenso, como un exceso de presión o de responsabilidades, tendrán como consecuencia el aumento de activación del sistema de alerta y, con él, la aparición del estrés.
El estrés es un sistema de activación física que se da ante situaciones que requieren un trabajo de gran intensidad o duración.
De esta manera, esa activación es de menor intensidad que la ansiedad, pero más duradera en el tiempo. Un ascenso en el trabajo, una carga laboral excesiva, el cuidado de personas mayores o el cambio de residencia, son situaciones comunes que suelen producir un estrés excesivo. Cuando dicha situación se alarga en el tiempo, la acción del estrés produce malestar psicológico, como irritabilidad, cansancio o bajo ánimo; así como somatizaciones, que comúnmente se traducen en malestar físico, dolor de cuello o de espalda, o irritación en la piel.
Los objetivos terapéuticos en este tipo de situaciones se encuentran relacionados tanto con la gestión y disminución de los estresores en nuestro día a día como en el desarrollo de estrategias de regulación adecuadas que nos permitan hacerles frente con facilidad.