Es uno de los mantras más repetidos en la psicología del S.XXI. Para poder apreciarlo y disfrutarlo plenamente, tenemos que vivir cada segundo de nuestra vida en el “aquí y ahora”. Dentro del mantra, surge un inevitable corolario: que la ansiedad es un “exceso de futuro” y la depresión un “exceso de pasado”. Vamos a dedicar una líneas a ver por qué ese “exceso de pasado” no es tan acertado como nos quieren hacer creer.
El sesgo depresivo
Bien es cierto que en un trastorno o síndrome depresivo hay una tendencia a tener recuerdos negativos, predominantemente tristes (o sesgados hacia la tristeza), que ocupan la mente de la persona y la mantienen en su depresión. Sin embargo, el sesgo depresivo, la tendencia a verlo todo más triste de lo que realmente es, no ocurre únicamente con los recuerdos, sino también con la manera en que se interpreta el presente y se prevé el futuro. Desde un punto de vista metafórico, es como si nos colocáramos unas gafas con un filtro gris, todo lo que vemos está sesgado por ese filtro. Desde un punto de vista teórico, esta visión del mundo está mediada por la famosa tríada cognitiva, es decir, la persistencia de pensamientos catastrofístas sobre uno mismo, sobre el futuro y sobre el mundo; esto es: “no valgo nada”, “nada va a cambiar” y “el mundo es una basura”.
¿Exceso de pasado?
Aclarado esto, vamos al mito: depresión como exceso de pasado.
Si esto fuera cierto, cualquier evento pasado que rememorara el deprimido perpetuaría la depresión, independientemente del contenido del recuerdo. Se sostiene de esta manera que un recuerdo será percibido como negativo invariablemente. Curiosamente, una de las técnicas utilizadas desde hace décadas para el tratamiento de la depresión consiste en la evocación de recuerdos positivos, según la cual la evocación de esos recuerdos provoca en el paciente un estado emocional que no es compatible con la tristeza predominante en la depresión y, además, permite al paciente flexibilizar los pensamientos predominantemente tristes del ánimo depresivo, ayudando de esta manera a combatir el sesgo.
De hecho, una reciente investigación muestra cómo sucede ésto a nivel neurológico. En ella, se expuso a un conjunto de ratones a experiencias placenteras, monitorizando el conjunto de neuronas que registraban dichas experiencias. Más tarde se provocó un estado depresivo al animal, mediante la exposición a estrés intenso durante diez días. Tras esto, a un grupo de ratones se le activó artificialmente el conjunto de neuronas que evocaban el recuerdo placentero. Bastó sólo cinco días de estimulación para eliminar completamente el estado depresivo de estos animales. Ni que decir tiene que estos resultados fueron comparados con otro grupo de ratones depresivos a los que no se les indujo el recuerdo positivo, y que perpetuaron su estado depresivo; y con otro grupo al que se les expuso no al recuerdo positivo, sino a la misma experiencia que había suscitado el recuerdo, pese a lo cual tampoco fueron capaces de superar su estado depresivo. Sólo el grupo expuesto a recuerdos positivos mejoró en sus síntomas. Tenéis un desarrollo más extenso en castellano aquí.
Y es que el pensamiento pasado es una parte vital e inevitable de nuestra psique, desde él estructuramos el presente y nos apoyamos para planificar el futuro. En palabras de la investigadora Rachel Karniol:
“La relación del pasado con el presente y el futuro imaginado es una vía que tiene dos sentidos, con conexiones recíprocas entre las metas y los recuerdos de la persona. El pasado puede venir a la mente sin que se lo invite, teñir el presente e impulsar a la persona a la acción: la persona puede usar sus recuerdos para guiar su selección de metas y planes, y puede usarlos para que le ayuden a alcanzar las metas elegidas. Por último, las metas pueden influir en la forma de recuperar, construir e interpretar esos recuerdos.”
Sería entonces la forma de revivir el pasado y no el recuerdo del pasado en sí el que perpetuaría los estados depresivos. Como bien exponen los doctores Zimbardo y Boyd en su libro La Paradoja del Tiempo, frente al pensamiento pasado negativo típico de la depresión, habría que enfatizar un pensamiento pasado positivo, que permita que nuestros recuerdos y nuestra historia de vida puedan formar una base sólida sobre la que apoyarnos para vivir el presente y planificar nuestro futuro.
Referencias:
- Ramirez, S., Liu, X., MacDonald, C. J., Moffa, A., Zhou, J., Redondo, R. L., & Tonegawa, S. (2015). Activating positive memory engrams suppresses depression-like behaviour. Nature, 522(7556), 335-339.
- Beck, A. T., Freeman, A., Davis, D. (1995). Terapia cognitiva de trastornos de personalidad. PAIDOS IBERICA.
- Beck, A. T., Rush, A. J., Shaw, B. F., & Emery, G. (1983). Terapia cognitiva de la depresión. Brouwer.
- Zimbardo, P. G., & Boyd, J. (2009). La paradoja del tiempo: la nueva psicología del tiempo (Vol. 165). Grupo Planeta (GBS).